El camino misterioso va hacia el interior. Es en nosotros, y no en otra parte, donde se halla la eternidad de los mundos, el pasado y el futuro. - NOVALIS

Especie de diario poético del que vive dentro. -el autor

28.9.14

Recuerdos no gratuitos II (lo que es vivir, hasta llegar al límite)


... ¿A dónde se va, donde se esconde, esa alegría, que perdemos
cuando aprendemos a decir adiós y a comprender
que las despedida pueden ser definitivas?

Cuando yo desaparezca, este mundo también lo hará.
Se producirá un estallido que quebrará el espejo de la realidad.
Aunque usted siga hablando, sépalo desde ya, que cuando yo me vaya
usted se irá conmigo. Pero que esto no le preocupe tanto.
Usted seguirá hablando, comprando en almacenes, fumando,
firmando cheques, buscando en la basura, tomando helados,
viendo televisión,  manejando maquinaria,  escuchando música,
enfermándose, arrastrando el mundo, rezando,
preocupándose por el cambio climático, bebiendo, comiéndose las uñas,
curándose las heridas, esperando en los semáforos, rascándose las rodillas,
esquivando leyes, visitando las playas, guiñando,
siguiendo el fútbol, justificando, quejándose de los precios,
revisando su email, regalando rosas, divinizando,
contando el tiempo, contenido en el tiempo,
 recibiendo la hostia, derramando bilis,
consintiendo hijos, tolerando suegras, follando,
tomando aspirinas, contaminando, evacuando,
volviéndose caníbal, manifestando, siendo libre;
todo lo primordial, lo que es vivir, hasta llegar al límite de su resistencia.

Cuando yo desaparezca, este mundo también lo hará,
no en su forma ni en su fondo sino en mi concepción de él,
y nunca más volverá a ser visto
con mis ojos… nunca más terminará.

La condición del Ser Humano de ser humano
está salpicada de terribles desencantos y bellas excepciones.
Con todo ese ruido de las obsesiones y de mirar con deseo,
el hombre como animal es un animal como hombre,
que al ver manchas de sangre igual puede sentir excitación que asco,
tan capaz de la más grande nobleza como de la más baja perversión
y es en esta dicotomía que la belleza surge.

Vamos navegando,velas henchidas 
por el huracán del aliento aterrador de nuestra existencia...


21.9.14

Recuerdos no gratuitos I (a veces son necesarias las mentiras)


... La carne no se puede resistir, nacemos plenamente necesitados de su abrigo;
no tenemos elección, nos guste o no el modelo.

Ahora me doy cuenta que ser inocente es no darse cuenta cuando pierdes la inocencia;
no saberte sentado a la mesa de la última cena,
ni que el vino que bebes es sangre, ni que el pan que comes es carne.
Ser caníbales.

Uno por uno, los tesoros los fui perdiendo.
Los recuerdos dejaron de ser gratuitos y comenzaron a tener peso y valor.

Te comienza a doler el cuello al mirar hacia atrás.
Uno se comienza a ocuparse con miedo de cosas que aun no pasan
y en tu canción de mañana entran notas discordantes.
La niñez pasa como un trueno que deja temblor y un relámpago que parte el cielo.
Temes pedir y perder.
Te quedas inmóvil, por primera vez sorprendido de mala manera.
Quieres volver a la fuente de gracia en la cual calmabas tu sed,
pero ya no recuerdas el camino.

Comienzas a ver a la gente, realmente, su perfil oscuro y su coraza,
su silencio y sus dientes apretados, su contradicción, su tener dos manos y pies izquierdos.
Entonces, te contemplas en el espejo esperando no encontrar en tu cara esa maldita cosa
que viste en tu padre una noche que lo encontraste, desnudo,
sentado en la oscuridad de la sala, la colilla de un cigarro consumido entre los dedos,
con la cabeza hacia un lado y la mirada perdida quien sabe en que pregunta:
-en mi opinión, lo vi mientras trataba de engañarse a si mismo-.
La vida se sostiene así, ahora lo se. A veces son necesarias las mentiras.

¿A dónde se va, donde se esconde, esa alegría, que perdemos
cuando aprendemos a decir adiós y a comprender
que las despedida pueden ser definitivas?

Cuando yo desaparezca, este mundo también lo hará.
Se producirá un estallido que quebrará el espejo de la realidad...

13.9.14

Sueños lúcidos III (ver, con ojos surrealistas, el mundo)


... se los aseguro: yo no seré la última persona, ni soy la primera,
que ya se quiere ir: por eso les dedico estas palabras, a ustedes,
hermanos de momento, que apenas despiertan y ya quiere volver al abrigo del sueño.

La carne no se puede resistir, nacemos plenamente necesitados de su abrigo;
no tenemos elección, nos guste o no el modelo.
Pero, ser un hombre o una mujer
es ser algo que puede retorcerse de éxtasis y jactarse de experimentar la vida
a su largo y ancho, por dentro y por fuera,
sin ser requisito el poseer un buen o mal corazón,
uno blando, duro, auténtico, punzante, vil, débil o ilimitado;
solo poseer uno, y esto, entre todo, es reconfortante.

Me da placer ver la gente en la calle y pensar en la maravilla
de mundos creándose y destruyéndose,
observarlos caminar y ejercer su oficio de existir,
algunos de ellos sinceramente distraídos e ignorantes
de su acostumbrada rebelión; ciegos y valientes.
¡Ay!, mi corazón, y tu ya estás cavando una tumba, gimiendo,
¿no sería más agradable estar ardiendo de pasión?,
volver a sentir como en esos primeros latidos,
volver a la virtud de la inocencia, de no saber
o no creer que sabes; a cantar, no a gemir.

Si pudiera volver a encontrar mi niñez, le diría que tenía razón:
siempre fue muy tarde, siempre había que apurarse; que me perdone.
Que ese breve devenir de sus mañanas y tardes fue una pieza de música resplandeciente.
Le diría que no traigo noticias del futuro,
que preguntarse lo que pasará es una pérdida de tiempo,
que mejor contemple este pedazo maravilloso de existencia que pasa sobre su cabeza,
porque demasiado pronto vendrán nubes de tormenta a cubrir su luz,
que vendrá todo eso que hiere a poner delante de nuestros ojos un fin aparente.

No hay remedio, te contagias de demencia. Mírame, míranos.
Ya habrá tiempo luego para llevar la cuenta de los días:
tu, esparce tu alegría, llénate las uñas de tierra y los bolsillos de piedras,
maravíllate de la luna y la lluvia, habita el paraíso,
cánsate de ver, con ojos surrealistas, el mundo que nadie entiende, solo tu.
Si alguna vez lo entendemos todo es cuando no sabemos nada, cuando somos niños.

Si pudiera verme en mi niñez, cuando era muy pequeño y no conocía de ansiedad;
encontrarme, sentarme a mi lado, tomarme de la mano y consolarme
por la hábil venganza que el futuro prepara.
Y ella, el yo-niño, ¿que diría?
ante esa visión de futuro que le estrecha entre los brazos y le asfixia:
diría: «Déjame ir a jugar».

Ahora me doy cuenta que ser inocente es no darse cuenta cuando pierdes la inocencia,
no saberte sentado a la mesa de la última cena...

1.9.14

Sueños lúcidos II (entre demonios e idiotas errantes, monomaniacos de la nada)

... se presenta ante nosotros como el último soldado en pie,
aniquilando para no ser aniquilado;
sabe que él mismo es la causa y el efecto de todo conflicto
y, ojalá, de toda conciliación: sueños lúcidos.

Aquí estoy, sigo aquí, me gustaría estar aquí,
he estado aquí, palpito aquí y no lo puedo remediar.

Dios mío, si estás ahí, me he empequeñecido por completo,
me busco por todas partes y no me encuentro:
si, dale, muérete de la risa,
¿por qué no me cuentas el chiste? para que riamos juntos.
Siento tu mirada persistente sobre mi, voyeur,
si tienes alguna objeción habla, di,
pero, por lo que más quieras, no te quedes callado.
Yo soy tu duda, si.
Me tienes, aquí, deambulando, con los brazos cargados de confusión,
con la movilidad de un títere, buscando no se que cosa,
monomaniaco de nada: es para volverse loco.

¿Dónde estás, quién eres, te gusta bailar? dime algo, cualquier cosa, pero dí.

El sol se pone y vuelve a salir y reanudo el paso, la búsqueda.
Paso tanto tiempo pensando en ti, pendiente. ¿A dónde me conduces?
entre demonios e idiotas errantes, como yo,
las suelas desgastadas, la mirada indiferente.
Bien, no digas nada, no cierres el trato.
Todos los hombres fluimos hacia ti de todas formas,
¿estás listo para semejante inundación?
espero que hayas aprendido a nadar. Ya voy.

Yo no nací, ya existía; no moriré, me transformaré: como Dios. Simple lógica.
Para ser hombre, especie humana, no se necesita buena voluntad,
se los aseguro: yo no seré la última persona, ni soy la primera,
que ya se quiere ir: por eso les dedico estas palabras, a ustedes,
hermanos de momento, que apenas despiertan y ya quiere volver al abrigo del sueño.

La carne no se puede resistir, nacemos plenamente necesitados de su abrigo,
no tenemos elección, nos guste o no...